sábado, 12 de noviembre de 2011

PAUL RICOEUR
"La diferencia entre los jóvenes y los viejos es que los viejos tienen muchos más recuerdos y mucha menos memoria."
 Realizado por: Adri Palma
 
VIDA

Ricoeur nace en (Valence (Charente), el 27 de febrero de 1913 -  y muere en Châtenay-Malabry, el 20 de mayo de 2005) fue un filósofo y antropólogo francés conocido por su intento de combinar la descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica.
Los primeros años de Ricœur estuvieron marcados por dos hechos principales. El primero fue que nació en una devota familia protestante, convirtiéndose así en miembro de una minoría religiosa en la católica Francia. El segundo, que su padre murió en 1915 en la Primera Guerra Mundial, cuando Ricœur tenía solamente dos años de edad. Como consecuencia, fue educado por su tía en Rennes con una pequeña pensión asignada por su condición de huérfano de guerra. Ricœur era un muchacho intelectualmente precoz y amante de los libros, cuya inclinación hacia el estudio fue incentivada por el énfasis de su familia protestante sobre el estudio de la Biblia. En 1933 Ricœur se licenció por la Universidad de Rennes y en 1934 comenzó sus estudios de filosofía en la Sorbona, donde fue influido por Gabriel Marcel. En 1935 se licenció en filosofía.

AÑO
ACONTECIMIENTO
1939
Fue movilizado para servir en el ejército francés. Su unidad fue capturada durante la invasión alemana de Francia en 1940, y pasó los cinco años siguientes como prisionero de guerra.

(1948-1956)
Tras la guerra Ricœur obtuvo una plaza en la Universidad de Estrasburgo donde publicó prolíficamente.

1950
Recibió el doctorado presentando dos tesis (como es costumbre en Francia): una tesis 'menor' que era una traducción y comentarios de las Ideas I de Husserl (por primera vez en francés), y una tesis 'mayor' que posteriormente se publicaría como Le Volontaire et l'Involontaire.

1956
Ricœur consiguió la cátedra de Filosofía General en la Sorbona. Este puesto marcó el ascenso de Ricœur como uno de los más prominentes filósofos de Francia. Durante esa época escribió Freud y Filosofía y El simbolismo del mal, que cimentaron su reputación.

De 1965 a 1970
Ricœur ocupó un puesto en la recientemente fundada Universidad de Nanterre. Nanterre era un experimento en educación progresista y Ricœur esperaba que esto le daría una oportunidad de escapar de la atmósfera sofocante de la limitante tradición de la Sorbona y crear una universidad acorde con su visión. Desgraciadamente, Nanterre se convirtió en un vivero de protestas durante la revuelta estudiantil de Mayo del 68 y Ricœur fue ridiculizado como un 'viejo payaso' y títere del gobierno francés.

1970
Fue precursor de la corriente interpretativa de principios de la década de 1970. La hermenéutica, como la llamará después, será la gran tendencia de Ricouer, póstumo a su llegada a Francia. Será, luego, una gran influencia para autores como C. Geertz y J. Thomson. Junto a otros autores como Gadamer promovieron una tensión en la filosofía que hasta hoy en día es tema en discusiones de temas académicos.
1970
Se trasladó a la Universidad de Chicago donde permaneció hasta 1985. Gracias a este cambio Ricœur se familiarizó con la filosofía estadounidense y las ciencias sociales, convirtiéndose en uno de los pocos pensadores igualmente cómodos con el mundo intelectual de habla francesa, alemana e inglesa.
1999
 Recibió el Premio Balzan de Filosofía,
2003
Recibió  el Premio Pablo VI y el año siguiente,
29 de noviembre de 2004
Fue galardonado con el segundo premio John W. Kluge por toda una vida de logros en Humanidades (compartido con Jaroslav Pelikan).

OBRAS
1.   EL CUESTIONAMIENTO DE LA TRADICIÓN REFLEXIVA: EL SUJETO PUESTO EN CUESTIÓNReferencias :
Con todos ellos Ricoeur ha entrado en diálogo, en un intento por asumir con honestidad intelectual admirable hasta las posturas más alejadas. No siempre ha sido tratado con la misma cordialidad que él dispensa. No pocas veces su condición de creyente ha sido causa de durísimas intolerancias en su contra. Pero dejemos que sean sus propias palabras las que nos digan cómo ha atravesado estas modas culturales, estos momentos filosófico-culturales, estos pensamientos que parecían tan hegemónicos y que cada uno en su momento prometía un reinado eterno.  Frente a este panorama complejo, dirigiremos la mirada al modo como Ricoeur enfrenta dos posiciones de pensamiento con las que se ve confrontado después de publicar La simbólica del mal en 1960. Se abre un periodo que califica de "polémicas exteriores y de guerras intestinas" (10) que durará hasta que a fines de los años setenta se produzca el cambio de los paradigmas filosóficos franceses.
1) La cuestión del psicoanálisis
2) La cuestión del estructuralismo
          En el trabajo que Ricoeur dedicó a Freud, De la interpretación. Ensayo sobre Freud (1965) se empeña en reconocer la validez del psicoanálisis, asignándole la mayor potencia argumentativa antes de entablar con él una clara relación crítica. Así, primero en su 'lectura', presenta "la explicación freudiana como discurso mixto, que mezcla el lenguaje de la fuerza (pulsión, carga, condensación, desplazamiento, represión, retorno de lo reprimido, etc.) y el del sentido (pensamiento, deseo, inteligibilidad, absurdo, disfraz, interpretación, interpolación, etc.)" (13). Discurso mixto debido a la naturaleza mixta de su objeto, situado en el punto de flexión del deseo y el lenguaje. Luego en la sección 'interpretativa' de la obra sobre Freud, confronta el discurso del psicoanálisis así reconstruido con el de la fenomenología y el de la filosofía reflexiva, y presenta "la oposición entre los dos discursos como la existente entre un movimiento regresivo, orientado hacia lo infantil, lo arcaico, y un movimiento progresivo, orientado hacia un telos de completud significante".

          Quedaba por encarar el segundo frente de este conflicto de las interpretaciones: el estructuralismo. Un título globalizador para la vasta corriente lingüística surgida de Ferdinand de Saussure. "La semiología profesada por Roland Barthes, la semiótica de A.J. Greimas, la crítica literaria ilustrada por Gérard Genette, tenían en común el hecho de ajustarse únicamente a las estructuras de los textos, con exclusión de la intensión supuesta de su autor" (16). A ellos se agregaba la prestigiosa y magistral obra de Claude Lévi Strauss sobre los mitos (17), y los giros estructuralistas que tomaban tanto el marxismo con Louis Althusser, como el psicoanálisis con Lacan. "Ahora bien, no era en cuanto hermenéutica de la sospecha que el estructuralismo cuestionaba la noción de sujeto, sino en cuanto abstracción objetivante, por la cual el lenguaje se encontraría reducido al funcionamiento de un sistema de signos sin anclaje subjetivo" (18). Apoyándose en Emile Benveniste que hacía de la oración y no del signo léxico la primera unidad de sentido del lenguaje, en Roman Jakobson para definir el discurso ("alguien dice algo a alguien sobre algo según reglas") y en la distinción de G. Frege entre sentido (decir algo) y referencia (sobre algo), Ricoeur trabaja sobre la polaridad entre semántica y semiótica. "De esta polaridad de base veía derivar a las demás polaridades constitutivas de un conflicto de interpretaciones que afectan todo el imperio de las significaciones.


2. EL CUESTIONAMIENTO DE LA TRADICIÓN HERMENÉUTICA: CRÍTICA Y DECONSTRUCCIÓN
1) Hermenéutica y teoría crítica
Ricoeur entre Habermas y Gadamer. Una buena introducción en el aporte ricoeuriano al famoso debate de la década del setenta entre Gadamer y Habermas, nos lo ofrece un párrafo que le dedica en Temps et récit.
"No pretendo atenuar el conflicto entre hermenéutica de las tradiciones y crítica de las ideologías; su 'ambición de universalidad' ­para retomar el tema de una controversia entre Gadamer y Habermas, consignado en el volumen Hermeneutik und Ideologiekritik, Francfort, Suhrkamp, 1971­ procede de dos 'lugares diferentes': la reinterpretación de los textos recibidos de la tradición, en uno, y la crítica de las formas sistemáticamente alteradas de la comunicación, en el otro. Por eso, no se puede simplemente superponer lo que Gadamer llama pre-juicio, que es un prejuicio favorable, y lo que Habermas llama ideología, que es una distorsión sistemática de la competencia comunicativa. Se puede solamente mostrar que, hablando de dos lugares diferentes, cada uno debe integrar un segmento del argumento del otro. Es lo que intento demostrar en "Herméneutique et critique des idéologies".
Para Ricoeur lo que está en juego en este debate es el gesto filosófico de base: entre el gesto hermenéutico del humilde reconocimiento de las condiciones históricas a las que estamos sometidos y el gesto crítico, gesto fiero de desafío dirigido contra las distorsiones de la comunicación humana.
2) Hermenéutica y deconstrucción
Ricoeur estima que la idea de desconstrucción es sobre todo fecunda frente al lenguaje de la escuela ­de cualquier escolástica­ cuando la fecundidad de un sistema ha sido congelada. Por su parte prefiere reactivar temas inexplorados o que han permanecido secundarios, como por ejemplo aquel de la polisemia del ser del propio Aristóteles: "el substancialismo no ha agotado la ontología, ya que tenemos al menos la posibilidad de pensar el ser en términos de acto, de acción, de actuar, de padecer"
3.   El DESPLAZAMIENTO HERMENÉUTICO DE LA FENOMENOLOGÍA: LA HEREJÍA RICOEURIANA
El descubrimiento del problema hermenéutico es quizás el mayor desplazamiento sufrido por este discípulo de Husserl. La fenomenología hermenéutica de Ricoeur ya no es una versión más de un hereje menor sino una matriz capaz de acoger una reflexión filosófica fecunda y novedosa.
1) El giro hacia el lenguaje como la irrupción de lo otro de la fenomenología
Ricoeur se da cuenta relativamente pronto que es sobre el dominio del lenguaje que se agrupan todas las búsquedas filosóficas. Por lo tanto, Ricoeur en su obra sostiene un diálogo fecundo con las filosofías inspiradas en lo que se ha venido en llamar linguistic turn. Intentar articular adecuadamente la relación entre realidad y lenguaje, es un desafío y rasgo que atraviesa toda su obra:
"No es que todo sea lenguaje, como se dice a veces con exceso en concepciones en que el lenguaje ha perdido su referencia al mundo de la vida, al de la acción y al del intercambio entre las personas. Pero si bien no todo es lenguaje, nada en la experiencia accede al sentido, sino con la condición de ser llevado al lenguaje. La expresión: 'llevar la experiencia al lenguaje' invita a considerar al hombre hablante, si no como equivalente del hombre en sentido estricto, sí al menos como la condición primera de ser hombre. Incluso si, en un instante, nos encamináramos a hacer de la categoría del obrar la categoría más notable de la condición personal, el obrar propiamente humano se distingue del comportamiento animal, y con más motivo del movimiento físico, en que este debe ser dicho, es decir, llevado al lenguaje, con el fin de ser significativo"
2) El injerto de la hermenéutica en el método fenomenológico
Ricoeur vuelve a la temática del sujeto, advertido por todas sus indagaciones hermenéuticas de evitar las tentaciones idealistas y subjetivistas que han acosado a la filosofía reflexiva moderna. Al retomar la cuestión del sujeto, bajo la forma de una "hermenéutica del sí mismo", debe abrirse paso entre el "sujeto ensalzado" de Descartes, y el "sujeto humillado" de Hume y Nietzsche (81); ni el Cogito que se funda a sí mismo, ni el anti-Cogito. Abandonar la ambición fundacional atribuida al Cogito no lo induce a sumarse a sus sepultureros que lo declaran definitivamente quebrado (brisé). Más bien emprende un camino antropológico más provechoso, una suerte de tercera vía, que con el nombre de hermenéutica del sí intenta dar sentido a la idea y a la expresión de un Cogito herido (blessé) esbozado en sus obras anteriores. Su hermenéutica del sí mismo es una indagación, que somete a todas las mediaciones del lenguaje, de la acción, de la narración y de la ética, a un que será sucesivamente llamado "locutor, agente, persona de narración, sujeto de imputación moral, etc." (82). Es la testificación de a todos los niveles: lingüístico, práxico, narrativo, y prescriptivo.
 4. ACTUALIZACIÓN DEL TEXTO EN EL ACTO DE LECTURA
El punto de partida de Ricoeur es el intento por superar la antinomia entre distanciación alienante y pertenencia a la que Gadamer ha conducido la reflexión: "¿Cómo es posible introducir una instancia crítica cualquiera en una conciencia de pertenencia expresamente definida por el rechazo de la distanciación?" (90). La problemática del texto aparece como el medio de escapar a la alternativa y reintroducir una noción positiva, productiva de la distanciación: el texto "es el paradigma de la distanciación en la comunicación" (91). El texto "revela un carácter fundamental de la historicidad misma de la experiencia humana, a saber, que ella es una comunicación en y por la distancia" (92).
1) Dialéctica entre comprensión hermenéutica y explicación metódica
Ricoeur se ocupa de la tensión entre la búsqueda histórica y la actualización hermenéutica. El problema de fondo está en que los desarrollos de la hermenéutica filosófica tienen algo que decir respecto de un privilegio unilateral del método histórico-crítico. Una hermenéutica ya no preocupada de las intenciones del autor, ni de lo que está detrás del texto, sino de lo que está en él y de lo que este abre, tiene mucho que aportar al arduo trabajo de interpretación exegética al que son sometidos los textos clásicos, literarios, filosóficos, bíblicos, jurídicos. Ricoeur sostiene que el análisis estructural puede ser conectado con una interpretación existencial, a condición de que sea desconectado de la ideología estructuralista (93). Así se transforma en un método que no niega la hermenéutica al establecer una vía alternativa, sino que la enriquece al ser una etapa intermedia y necesaria
2) La dialéctica acontecimiento y sentido
Si la noción de texto posee un carácter paradigmático, y aparece como el aporte de Ricoeur al problema hermenéutico, debemos partir por atender a la dialéctica del acontecimiento y de la significación, que nos es presentada como el primer rasgo de distanciación, condición de posibilidad de todo lo ulterior, lugar de nacimiento del problema hermenéutico.
El paso del discurso oral a la escritura hace más explícito los rasgos que señalábamos más arriba, por la triple autonomía que el texto escrito subraya. Autonomía respecto de la intención del autor que, al no estar ya más presente, abandona el texto a su propia significación. Autonomía respecto de la situación dialogal que reemplaza al destinatario original por cualquiera que lea el texto. Autonomía respecto de la situación común de los interlocutores que cede su lugar al mundo al que el texto refiere. Triple autonomía que nos muestra que la distanciación no es una alienación que introduce la metodología, sino que es "constitutiva del fenómeno del texto como escritura"
3) La dialéctica entre el mundo del texto y el mundo del lector
Ricoeur sostiene que la noción mundo del texto es la categoría central en su concepción hermenéutica. Ricoeur nos lo dice claramente: "Es en la intersección del mundo del texto y del mundo del lector que algo sucede. La lectura se convierte en un acontecimiento, y es la capacidad de los relatos clásicos o modernos de abrir una brecha en nuestra experiencia cotidiana y así problematizarla o (...) poetizarla. Pero es necesaria esta colaboración, incluso esta amistad, entre un lector que tiene sus esperas y un texto que tiene una estructura. La dialéctica de la estructura interna y de la espera del lector contiene todo el problema de la esperanza poética.
5. LA HERMENÉUTICA COMO UN MÁS ALLA DEL OBJETIVISMO Y EL RELATIVISMO
Rasgo característico de la hermenéutica de Ricoeur ­lo hemos señalado con insistencia­ es procurar mediar polos que se presentan como excluyentes. Su interés por integrar la noción de distanciación en una tradición caracterizada por la pertenencia ("la comunicación en y a través de la distancia", nos ha dicho (146)) se manifiesta en los complementos que aporta a sus predecesores: frente a Gadamer evita prescindir de las cuestiones de método en la búsqueda de la verdad, frente a Heidegger hace un camino de vuelta desde la radicalidad ontológica hacia las consideraciones epistemológicas, frente a Dilthey intenta superar la dicotomía entre ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza.




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